Como extraño verte todas las mañanas
disparado por el sueño, consumiendo disparates.
Verte sonreírle a la extraña que te espera,
tus zapatos finos y tu traje gris;
luces como una noche
radiante y exitante.
Aseguras la ausencia de personas en la calle
como si quisieras evitarlas,
por todas partes ves el vacío,
solo ella te espera.
Peinas un poco tu flequillo,
tomas partido y subes a tu camioneta;
avanzando lentamente logras contemplarla
mientras te retiras el saco y
dejas salir al sol desde tu pecho,
retienes el suspiro un momento,
sonríes y te vas.
Como si te conociera,
todos los días es igual
yo te espero y tú me buscas,
llenas mi día de aire
y así sigo flotando.
Pero que hastío aquel día que no estas,
me canso de esperarte
y corro a tu lugar.
Pregunto dónde has ido,
¿porqué esta mañana no has aparecido?
Me contesta una voz quebrada,
soñolienta probablemente:
- el no está y no regresará -
¿Qué ha pasado? me pregunto.
Pero la voz contesta mi pensamiento rápidamente:
- Ha muerto,
como la noche cuando llega el día -.
Como extraño verte todas las mañanas
disparado por el sueño, consumiendo disparates.
No voy a recordarte,
porque las mañanas son el suplicio suficiente
para no poder olvidarte.
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